Se hace el silencio en la calle San Jerónimo. Suena la llave de la ciudad de Granada golpeando la puerta del Perpetuo Socorro. Más silencio aún, y de repente Granada rompe en aplausos: ¡se han abierto las puertas de una nueva Semana Santa! Y sale una marea de capirotes azules, palmas y niños hebreos. De pronto, se vuelve a hacer el silencio: el misterio de la Borriquilla encara ya la puerta. Suena la Marcha Real, y de una gran "zancá" el misterio toma Granada. Sólo 68 días y la ciudad de la Alhambra vivirá ese gran sueño. Granada se postrará ante Dios hecho hombre, y ante su Madre. Disfrutará del olor a incienso, el rachear de costaleros, la dulce melodía de una marcha a lo lejos, el grácil movimiento de las bambalinas...
Estas son las cosas por las que nuestra vida, la de los cofrades, merece la pena.
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